Todos podemos visualizar nuestro futuro. La realidad es lo que percibimos con nuestros sentidos. No importa si algo es real o no, si lo vemos y creemos en lo que vemos entonces será real. Materializar algo que no existe y volverlo real, ese es el poder de la visualización.
No alcanza con ver la escena en general sino cada detalle en particular.
Todo lo que nos pasa, lo que somos, lo que tenemos, existe porque antes lo pensamos.
El deseo propio o ajeno nos obliga a tomar decisiones, a verlo o a ponerle un velo. El deseo es un imán, atraemos lo que visualizamos, lo bueno y lo malo. Porque nadie llega a un lugar si antes no lo deseó.
Visualizar, imaginar, desear de corazón y compasión, eso va configurando nuestra realidad, nos abre el camino, nos da esperanzas. El deseo es el testigo de lo que nos falta, el deseo es la película de la vida que queremos vivir, podamos visualizarla o no.